por David Platt
"Un dÃa miro alrededor mÃo; un mar de gente en el norte de India. Y pienso… pensé para mis adentros, ¿quién soy yo para viajar hasta acá para decirles a estas personas lo que necesitan creer? ¿Quién soy yo para decirles que sus dioses son falsos – ya sean musulmanes, hindúes, budistas, sijes o cualquier otro dios – porque Jesús es el único Dios verdadero? ¿Quién soy yo para decirles a estos 597 millones de personas que no son cristianas – 99.5% del norte de India – a estos 597 millones de personas que están a mi alrededor en ese momento que si no se arrepienten de sus pecados y ponen su fe en Jesús, cada uno de ellos pasará la eternidad en el infierno?
PermÃtanme decirles que uno se siente extremadamente arrogante; completamente falto de amor e incómodamente insolente; afirmar que 597 millones de personas – hindúes, musulmanes, budistas, sijes – alrededor mÃo en ese momento, irán al infierno si no confiesan con su boca que Jesús es el Señor y creen en su corazón que Dios lo levantó de entre los muertos. Y entonces le digo a la gente, ciertamente esa afirmación serÃa arrogante, falta de amor e insolente a menos que esta afirmación sea cierta. ¿No es esto lo que dijo Pablo en su primera carta a la iglesia de Corinto (1Co 15:12-19) , que siJesús no se levantó de los muertos, los cristianos deben recibir compasión entre los hombres, y lo peor que podemos hacer es invitar a otras personas a basar su fe en una mentira? Si Jesús no resucitó, no tiene sentido – es completamente irracional ir alrededor del mundo diciéndole a la gente que deben seguir a Jesús o encarar al infierno. Pero, si Jesús sà se levantó de entre los muertos; si únicamente Jesús ha pagado el precio del pecado de los hombres; si únicamente Jesús ha conquistado el pecado, la muerte y la tumba, entonces ir alrededor del mundo y proclamar a las personas acerca de Jesús es la única cosa que tiene sentido.
Si Jesús sà resucitó de entre los muertos, el clÃmax de la arrogancia es quedarse sentado en silencio mientras 597 millones de hindúes, musulmanes, budistas y sijes en el norte de India se encaminan al infierno.
Y es el epÃtome del odio el no sacrificar nuestras vidas para proclamar estas buenas noticias a cada persona que conocemos y a cada grupo étnico en el planeta. Cuando conoces este evangelio, tú hablas de este evangelio. Cuando tú crees en la resurrección de Jesús, tú proclamas la resurrección de Jesús. Privatizar la fe en el rey que ha resucitado es prácticamente inconcebible..."
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